El monopolio de Google no es ilegal, y tiene vía libre para ampliar aún más su dominio del sector de los buscadores. Al menos a esa conclusión ha llegado la Oficina Federal de Comercio de los Estados Unidos (FTC), que ha acabado por dar la razón a Google después de 20 meses de investigación. Las acusaciones que debía comprobar eran sobre si Google sesga resultados de la competencia en beneficio propio. Sin embargo, se ha llegado a la conclusión de que los servicios de Google buscan mejorar la experiencia del usuario y no perjudicar a la competencia, lo que ha indignado a sus detractores.
Y es que el buscador de Google y su principal negocio de publicidad, AdSense, ha convertido en pocos años este servicio en el símbolo de uno de los mayores gigantes de la informática del siglo XXI. Ahora Google posee una amplia variedad de productos y servicios que abarca nombres tan conocidos como Youtube, Google Maps, Blogger, Chrome, el sistema operativo Android... hasta la fecha de nada han servido las protestas de Yahoo y Bing (de Microsoft), que se han visto superados y relegados a porcentajes de mercado marginales en el sector de los buscadores.

Según las empresas y lobbys de presión que han venido denunciando a Google, el buscador daría una visibilidad mayor a productos y servicios afines con la empresa, y perjudicaría la visibilidad de los resultados de la competencia. La FTC, sin embargo, ha acabado concluyendo que el funcionamiento del motor de búsqueda de Google solo busca mejorar la experiencia de los usuarios y adaptarse a su uso de la web.
¿Es esto siempre verdad? De momento en EEUU Google ha salido victoriosa, a la espera de que en Europa se le investigue también por parte de la Comisión Europea.
Quién sabe si quizá es un pez que se muerde la cola... en su momento el buscador de Google consiguió una eficacia y usabilidad que lo hicieron crecer en popularidad de forma exponencial, en comunión con el aumento en el uso de internet. Y a partir de ahí, el boca a boca y la satisfacción de los internautas lo ha convertido en el preferido a nivel mundial (o al menos, occidental). El problema es que el usuario suele acostumbrarse a un buscador que predice lo que suele desear, y es más difícil de esta forma que encuentre alternativas a los servicios y páginas que visita habitualmente. Podríamos llamarlo “el monopolio de lo popular”.
¿Es siempre buena la comodidad? ¿Sois incondicionales de Google o habéis usado otros buscadores? Como siempre, ¡Queremos saber vuestra opinión!